Póngame un caldo..., por favor!
El sector del vino siempre ha sido muy crítico cuando se refiere al vino como caldo. Es lógico que bodegueros, enólogos, sumilleres, y amantes del vino en general, se pregunten si es una broma, un recurso mal interpretado o una tomadura de pelo llamar al vino,… caldo! Estamos de acuerdo en que el empleo de ‘mosto de uva fermentado’ es demasiado largo para incluirlo en una reseña para evitar la repetición de la palabra vino. Pero, ¿por qué se comenzó a emplear el término caldo? Todas las cosas tienen una razón de ser y, en este caso, nos debemos remontar a los usos históricos y culturales del vino. Dado que en el mundo gastronómico hablamos del caldo de cocido, caldo de pollo, caldo de verduras, etc…, y que ello significa o tiene que ver con `algo caliente´, pero no es inmersión en líquido caliente, tampoco una infusión. La fermentación alcohólica es una reacción exotérmica, es decir, se genera calor en el proceso, de dentro hacia fuera. Veamos: “Desde el punto de vista energético la