El txakoli de las mujeres

 

Las hermanas Arantza y Mª José Zabala Olaskoaga, productoras del vino 'Ados' en su caserío Basarte, en Bakio, no dejan de atesorar joyas. Un 'Diamante' recibido en el concurso nacional 'Vinos y Mujer', un 'Gran Oro' en el certamen 'Monovinos' y un bronce en los prestigiosos 'Decanter World Wine Adwards'. "Nos decían 'no vais a aguantar dos años'"



Arantza y Mª José Zabala Olaskoaga.

ITSASO ÁLVAREZ


El mundo del vino ha relegado históricamente a la mujer a un papel secundario y, muchas veces, anónimo. 

La producción, salvo rarísimas excepciones como algunas 'viudas' del champán o algunas bodegueras actuales, ha estado controlada y dirigida por hombres, también en el caso de sumilleres y expertos. En cuanto al consumo, hubo incluso tiempos en que estaba mal visto en las chicas. 

Eso, a pesar de que las mujeres han estado ligadas a la viticultura, por ejemplo, con su participación en la recogida y pisada de la uva. 

Cuando en un congreso de enología en los años 80 la única participación femenina era la de las azafatas de los stands, exceptuando alguna estudiante, hoy en día hay concursos como 'Vino y Mujer', el único del mundo que valora la labor de bodegas gestionadas mayoritariamente por mujeres.

Y ahí destacan féminas como las hermanas Arantza y Mª José Zabala Olaskoaga, naturales de la localidad vizcaína de Bakio y creadoras del txakoli 'Ados' de la casa Basarte, de la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina, elaborado y embotellado en un único viñedo de cuatro hectáreas y media alrededor de su caserío-agroturismo, ubicado cerca del mar, donde crece la variedad 'hondarrabi zuri', autóctona en la zona. "Solo tenemos un color en la paleta de pintor para que salga algo magnífico. 

Los matices son las diferentes parcelas de la finca, pero el color solo es uno", advierten. El cultivo y el cuidado de las viñas lo realizan de forma tradicional, casi todo manual y sin el empleo de herbicidas y acaba de hacerles merecedoras de un 'Diamante' en la última edición de este certamen. No es la única joya de la que presumen. 

En su 'cofre' guardan también otras dos: un 'Gran Oro' en otro concurso nacional, 'Monovino', de vinos monovarietales; y una medalla de bronce otorgada por la revista inglesa 'Decanter', considerada por los aficionados y la crítica como la publicación más honesta y seria de la industria del vino, en cuyos premios, los 'Decanter World Wine Awards', han competido este año más de 15.000 vinos.

`Ados ' en euskera, nuestra lengua materna, significa 'de acuerdo'". Es algo así como un "acuerdo entre dos tiempos". "De una parte, la Heredad, la trayectoria, transmitida con ilusión, paciencia, y equilibrio. De otra la consciencia de conjugar el tiempo en el que vivimos, lo actual, lo contemporáneo. 

Es un nombre que recoge nuestro sentimiento y reconocimiento hacia quienes nos han transmitido su modo de vida como patrimonio fundamentado en la humildad, el sacrificio y la paciencia propia de la gente de campo", explican estas hermanas que se reinventaron a sí mismas hace quince años, cuando decidieron dar un vuelco a sus vidas y sustituir la vida de labranza y ganadería en el caserío familiar y sus respectivos trabajos en la industria por la viticultura. 

Renovaron el caserío, donde desde tiempo inmemorial vive la familia Olaskoaga dedicándose, generación tras generación, al cultivo de sus tierras y a la elaboración de txakoli procedente de las uvas producidas en sus viñas y retomaron en 2000 la actividad viticultora, un universo androcéntrico y un negocio muy masculinizado desde la primera cepa hasta que se descorcha la botella.

Querían hacer su propio vino y etiquetarlo en su bodega. Diseñar la campaña comercial y la presentación del vino. Controlar el proceso de principio a fin en la misma casa donde preparan el desayuno a turistas. 

En 2000 hicieron la primera plantación, de dos hectáreas. A día de hoy el viñedo se extiende por las laderas que rodean el caserío muy cuidadas, ajardinadas, y con una buena aireación. 

Menos la vendimia y los trabajos de tractor, se han implicado en cada paso. 

Se han despedido de horarios y de vacaciones, pero Arantza y Mª José demuestran cada día que antes de juzgar hay que asomarse a una botella y ver lo que hay dentro. Y después ver la etiqueta, sin reparar en cuestiones de sexo. 

El 'Ados' es un txakoli de mar de gran exposición al sol debido al deshojado manual de todas las viñas que se realiza en el caserío. Presenta un color "amarillo pajizo con tonos verdosos, limpio y brillante. 

En nariz es franco, potente y elegante con marcado carácter varietal, destacando la fruta blanca madura sobre un fondo especiado a finas hierbas. su boca es sabrosa, estructurada y fresca que potencia los aromas en boca. Su retronasal es amplia y duradera". 

Una personalidad propia. "La fruta, la sal y el yodo marinos dominan el paso y dejan un recuerdo muy largo", ha dicho de este caldo José Antonio Cruz, director de la Agencia de Turismo Enológico EntreVinos.

Al principio la desconfianza hacia el trabajo de estas hermanas, que estos días acaban de despuntar a mano la viña, cortar los setos, era total. "Las mujeres, menos sacrificar un cerdo y trabajar en la viña han hecho de todo en el caserío" y, con esta idea en mente, "llegaron a nuestros oídos todo tipo de comentarios. 

Llegaron a decir que le echábamos mucha literatura. Nos decían, no vais a aguantar dos años". Pues llevan más de una década y tienen una producción de seis mil botellas anuales desde hace cinco años.

 El 'Ados' de Basarte, que junto con otras fincas formó parte del Mayorazgo de Elespuru en Bakio hasta comienzos del siglo XX, donde la viticultura está documentada como una actividad profesional, está en los mejores restaurantes vascos y a las bodegas 'top' de la denominación de origen, y también en algunos extranjeros. Venden directamente en bodegas y tienen numerosas peticiones individuales y grandes admiradores. "Hemos tenido que trabajar más por ser mujeres. Afortunadamente van llegando los reconocimientos", opinan.



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