La revolución silenciosa de Oxer

 

Oxer Bastegieta, que se inició en el mundo del vino a través del txakoli, se cuela en el 'top ten' de la Guía Parker para Rioja con su tinto Kalamity, a 100 euros la botella







Se inició en el mundo del vino hace 25 años a través del txakoli, con una hectárea de viñedo plantada por su padre junto al restaurante familiar en la localidad vizcaína de Kortezubi. «Acababa de volver de Boston», recuerda, y no tenía conocimientos en la materia. 

Ahora sigue produciendo esos blancos –algunos de ellos muy reconocidos–, aunque la verdadera pasión de Oxer Bastegieta (Gernika, 1975) está en Rioja Alavesa, donde lleva afincado desde hace una década. La «llamada» de la comarca le llegó en 2005 a través del Máster de Viticultura y Enología de Laguardia. «Fueron dos años maravillosos». En 2009 ya hizo su primera vendimia, en 2010 compró una viña «y juntos hemos ido creciendo mis vinos y yo».

Esa trayectoria acaba de recibir un espaldarazo a través de Luis Gutiérrez, el catador oficial en España para The Wine Advocate, auténtica biblia para los enólogos y aficionados al vino que lidera Robert Parker, el crítico más influyente del mundo. 

Bastegieta se ha colado en el 'top ten' de los vinos más puntuados de Rioja, junto a otros de autores o bodegas ya consolidados como Telmo Rodríguez (Labastida), Álvaro Palacios o López de Heredia. 

El tinto Kalamity de la añada 2018 elaborado por Oxer –97 puntos Parker– «es una de las consagraciones del año», ha asegurado Gutiérrez, refrendando así la opinión de otro 'gurú' del vino en el mundo, Tim Atkin, que recientemente reclamaba «atención para la revolución silenciosa» del bodeguero de Laguardia.

«Siempre he sido de perfil bajo», admite, pero apuesta por innovar y le concede una importancia «vital» a la biodinámica en el tratamiento del viñedo, «priorizando en todo momento la salud» y que las enfermedades no se conviertan en un problema. «El suelo es algo esencial y desde que llegué a Rioja Alavesa he tratado de conocerlo mejor. 


Es un privilegio, al igual que el microclima o las variedades de uva. Estamos hablando de una de las zonas nobles del vino en el mundo. Por eso vine aquí», confiesa.


Pero su condición de revolucionario también se le puede atribuir por el precio de algunos de sus vinos, por ejemplo el reconocido Kalamity. A 100 euros la botella. «Sí, asumo que habrá mucha gente que no lo pueda pagar. Pero otros sí». Es su producto 'estrella' dentro de un catálogo de once vinos –35.000 botellas en total– que elabora bajo el amparo de la Denominación de Origen Calificada Rioja pero también en Toro, en Navarra y los txakolis, que fueron su punto de partida.


En 2005 hizo el Máster de Viticultura y Enología en Laguardia. «Supuso una llamada para mí». En 2009 fue su primera vendimia


El mercado internacional es el principal destino de sus botellas, en un porcentaje superior al 75%. Países como Noruega, Finlandia, Alemania, Francia, Bélgica o Italia, en el continente europeo, además de Estados Unidos, Japón, China e incluso Kazajistán «son buenos clientes», mejor que los más cercanos. «Cuesta ser profeta en tu tierra», señala Bastegieta, «y no se por qué». 

Les sucede a muchas bodegas de Rioja Alavesa, que sufren para introducir con éxito sus vinos en Bizkaia o Gipuzkoa. «Es una realidad. Igual ha tenido que ver el marquismo de grandes firmas o la ignorancia propia de creer que lo de fuera es mejor. ¡Y a mí me jode mucho, de verdad! Yo aposté por el mercado internacional y gracias a ello puede pagar mis facturas» y seguir invirtiendo con lo que le da el vino.


Proyecta una bodega junto a su casa, enterrada en el suelo y con un 'wine-bar' que mire a las murallas y a la Sierra de Cantabria


Cuenta ahora con 6,5 hectáreas de viñedo repartidas en Laguardia, Elvillar, Leza, Navaridas y también en la localidad riojana de San Vicente de la Sonsierra, donde elabora en una bodega de alquiler. 


Pero ya tiene en proyecto contar con su propia instalación, junto a la vivienda que tiene a las afueras de Laguardia. «Aunque con la incertidumbre surgida por la pandemia he echado el freno de mano» y quizá no sea hasta 2022 cuando tenga lista una bodega «enterrada y de la que saldrá apenas un metro y medio de altura. Será pequeña, de unos mil metros, y quiero elaborar unas 65.000 botellas». Y contará con un 'wine-bar' con vistas a la muralla de Laguardia y la Sierra de Cantabria.




«Creo más en los productores que en las denominaciones de origen»




Oxer Bastegieta considera que el salto que necesita dar Rioja Alavesa es «conceder mayor protagonismo a todos estos productores que están haciendo un trabajo fantástico y unos vinos maravillosos». Él cree más «en estas personas que en las denominaciones de origen», que a su juicio, «me da la sensación de que a veces tienen fecha de caducidad». Aunque él forma parte de la DOC Rioja, pero «creo que deberían cambiar muchas cosas, recuperar por ejemplo la clasicación de tierras porque la ecuación viña viejo igual a buen vino no es cierta».

Los movimientos que hay en la comarca por tratar de diferenciar más Rioja Alavesa «son totalmente entendibles. Es lícito que los alaveses pidan su sitio y quieran ordenar su casa porque no se la están ordenando bien», dice en alusión al Consejo Regulador. «Hay vacíos muy grandes y se parchean muchas cosas».

El bodeguero de Laguardia cree que tanto quienes apuestan por seguir en la Denominación Rioja como los que prefieren salir –a través de la iniciativa 'Viñedos de Álava-Arabako Mahastiak'– «tienen su parte de razón». Pero lamenta la politización que se ha hecho al respecto «porque aquí lo importante es la diferenciación por el suelo, por el microclima, por los productores que son los artífices del éxito».

En Rioja Alavesa también es seña de identidad la proliferación, en los últimos años, de jóvenes bodegueros –se denominan viñadores–, «algo que quizá no ocurra en el resto de Rioja. Esa convivencia con las grandes firmas, que hacen país y crean mucho empleo, es muy enriquecedora».




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