Txakolingunea. Itziar Intsausti. Bakio


Marzo es un mes de celebración en Bakio. 

San José, 19 de marzo. Festividad.




En el Txakolingunea, museo del txakoli,  las actividades en torno a él siempre están presentes. 

Buena ocasión para volver a visitarlo.




El museo forma parte de la élite de museos dedicados al vino. 

Recuerda al de Dinastía Vivanco en Briones o a la ciudad del vino en Burdeos, salvando las distancias.






En el panorámico 360* se proyectan imágenes de la historia de Bakio, pueblo de costa pero con vida de interior. El río Estepona, hizo de frontera natural entre Bakio y Bermeo.

No fue hasta 1927 cuando Bakio creció y es como hoy en día la conocemos …

El vídeo hace un repaso, un recorrido por su historia, restos de naufragios, la iglesia de Santa María de la Asunción del s. X, Basigo de Bakio, “bosque de la paz”.

El caserío como núcleo familiar alrededor del cual se trabajaba y se forjaba el espíritu y tradición de todo un pueblo.





Las pantallas audiovisuales son toda una fuente de información, ...


























El atractivo contenido visual hace que la visita sea muy amena




Un antiguo lagar en el hall de entrada marca la tradición antiquísima que ya existía en la localidad.








Itziar comenzó la cata con un hecho: las 428 has. que actualmente hay en la D.O. Bizkaiko Txakolina. Relativamente pocas si las comparamos con las aproximadamente 1.000.000 de has. de viñedo que hay en España. Por citar otras, Rioja anda por 52.000 has. Galicia con 26.000 has. de viñedo. Somos una gota en el mar de vino que se hace.

El txakoli tradicionalmente era el vino que se consumía en casa, no tenía vocación de comercialización. Era un alimento más en la mesa de las familias en los caseríos.

Esto cambió a raíz de la industrialización porque mucha gente joven de los caseríos iba a trabajar a los núcleos urbanos. Ahí empezó el cambio de modelo rural a otro basado en la industria, lo que trajo consigo un paulatino abandono de las tareas del campo.





Aparecieron los caseríos reconvertidos a “Txakolis”, lugares de esparcimiento y de encuentro ocioso en torno al buen comer y beber. La gente de Bilbao y alrededores iba a estas tascas a disfrutar los domingos, festivos y también muchas tardes a modo de descanso y disfrute de la semana laboral en torno a un Bilbao cada vez más industrializado.

En estos lugares se servía txakoli, y ahí empezó un poco la comercialización. Se llevaban en bocoyes y se servía a granel. Aún era muy artesanal.

En 1994 Itziar llega a Bakio. Aproximadamente existen 3 has. de viñedo. Ese mismo año se crea la D.O. Bizkaiko Txakolina.

Itziar mostró en diapositivas el paisaje tradicional emparrado de Bakio. Actualmente hay 35 has. en las cuales convive esta forma tradicional de cultivo junto a la espaldera.

El emparrado era la forma más común en la que crecían las vides. Debido a la alta pluviometría, alejarse del suelo húmedo era la opción para prevenir de enfermedades derivadas de ésta.

Este modelo de producción también va a unos rendimientos más altos. La poda no es la misma que en espaldera.

Hoy en día, Bakio atesora bastante viñedo viejo. Las cepas de tantos años tienen una  autorregulación propia y están más adaptadas al clima de la zona aún en los años difíciles que puedan venir con sequía. Quizás no tenga el vigor de una viña joven pero tiene más experiencia para sobrellevar las adversidades del clima.

El viñedo en Bakio siempre ha estado de espaldas al mar. Pueblo costero con orientación sur. Suelos más arenosos cercanos a la costa y más arcillosos según subimos en altitud …

Bakio es una de las zonas más precoces en cuanto a cultivo, en el comienzo del ciclo vegetativo.

Cerca del mar el viento del norte entra en el valle. Hay mucha influencia marítima sobre la viña, que está resguardada y de espaldas al mar, en la zona tradicional en torno a la iglesia de Basigo.

En verano, el efecto de la brisa atempera los calores sofocantes que pueden llegar a aparecer. Ni temperaturas tan frías en invierno ni tan altas en verano.

Lo que también está ocurriendo es que la parada vegetativa, el descanso o reposo es cada vez menor. La brotación es cada vez más temprana y la caida de la hoja cada vez se retrasa más debido al cambio climático.





Así llegamos a la cata dirigida por Itziar y Julene con los cuatro txakolis propuestos, una cata de lo que se está haciendo actualmente en Bakio.

Los txakolis propuestos fueron:

 

·          Zabala blanco 2020. Amarillo pajizo. En nariz es fruta blanca, pera y manzana verde con notas florales que aportan muchos matices; en boca es ligero, fresco, afrutado en una secuencia perfecta de lo que percibíamos en nariz, con un final largo, limpio y ligeramente amargo. Gustó muchísimo.

 

·          Gorrondona 2020. Amarillo pajizo. Txakoli recién embotellado, aún por ubicarse y ganar en botella. Al txakoli de inicio de Doniene - Gorrondona se le ven maneras y buenas. En nariz aún se muestra tímido. Es más herbáceo y balsámico que el anteriorEn boca tiene poderío. Estaremos atentos a su evolución.

 

·          Gorena 2019. Txakoli de Abio. Menos frutal, más cuerpo y estructura, más serio, más gastronómico. Orientado para comer con él. Apetece.

 

·          Zabala tinto 2020. Si bien el porcentaje de tinto y rosado juntos suman alrededor del 1,5% del total de la producción de txakoli en Bizkaia, cada vez vemos más bodegas que apuestan por él. Zabala es veterana en la producción del mismo. Elabora este txakoli con un alto porcentaje de cepas muy viejas de hondarrabi beltza. Un lujazo !






Disfrutamos un montón.

Una gozada, Txakolingunea, … !!! Animo ¡!





  





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